El cultivo del Pepino (Cucumis sativus)

 




Origen

El pepino es originario de las regiones tropicales del sur de Asia, específicamente en la llanura ingogangética, siendo cultivado en la India desde hace más de 3.000 años. La evidencia de esto consiste en la presencia de un progenitor silvestre, C. sativus var. hardwickii (Royle 1839).

Las semillas fósiles de pepino, al igual que del melón, no se pueden distinguir de manera confiable y, por lo tanto, los informes arqueológicos tienen un valor limitado para señalar áreas de domesticación de melón o pepino o identificar las rutas por las cuales estos cultivos llegaron a una región en particular (Paris & Janick 2008).

De la India se extiende a Grecia y de ahí a Roma y posteriormente se introdujo en China. El cultivo de pepino fue introducido por los romanos en otras partes de Europa; aparecen registros de este cultivo en Francia en el siglo IX, en Inglaterra en el siglo XIV y en Norteamérica a mediados del siglo XVI, ya que Cristóbal Colón llevó semillas a América.

El primer híbrido apareció en 1872.


Descripción

Es una herbácea anual, de porte rastrero y con zarcillos. Pertenece a la familia de las Cucurbitaceae; es de alta productividad y alto consumo, siendo de hecho la cuarta hortaliza más sembrada en el mundo (Adeoye & Balogun 2016).

Sistema radicular: consta de una raíz principal la cual puede profundizar hasta 1.2 metros en suelos sueltos y fértiles, con buena humedad y en óptimas condiciones climáticas, pero en general pueden llegar a 25- 30 cm, en condiciones normales de cultivo. Se ramifica rápidamente para dar raíces secundarias superficiales muy finas, alargadas y de color blanco. El pepino posee la facultad de emitir raíces adventicias por encima del cuello.

Tallo principal: anguloso y espinoso, de porte rastrero y trepador. De cada nudo parte una hoja y un zarcillo. En la axila de cada hoja se emite un brote lateral y una o varias flores.

Hoja: de largo pecíolo, gran limbo acorazonado, con tres lóbulos más o menos pronunciados (el central más acentuado y generalmente acabado en punta), de color verde oscuro y recubierto de un vello muy fino.

Flor: de corto pedúnculo y pétalos amarillos. Las flores aparecen en las axilas de las hojas y pueden ser hermafroditas o unisexuales, aunque los primeros cultivares conocidos eran monoicos y solamente presentaban flores masculinas y femeninas y en la actualidad todas las variedades comerciales que se cultivan son plantas ginoicas, es decir, sólo poseen flores femeninas que se distinguen claramente de las masculinas porque son portadoras de un ovario ínfero.

Fruto: pepónide áspero o liso, dependiendo de la variedad, que vira desde un color verde claro, pasando por un verde oscuro hasta alcanzar un color amarillento cuando está totalmente maduro, aunque su recolección se realiza antes de su madurez fisiológica. La pulpa es acuosa, de color blanquecino, con semillas en su interior repartidas a lo largo del fruto. Dichas semillas se presentan en cantidad variable y son ovales, algo aplastadas y de color blanco-amarillento.


Requerimientos edafoclimáticos

El manejo racional de los factores climáticos de forma conjunta es fundamental para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que todos se encuentran estrechamente relacionados y la actuación de uno de estos incide sobre el resto.

Temperatura: es menos exigente en calor que el melón, pero más que el calabacín.

Etapa de desarrolloTemperatura (ºC)
 DiurnaNocturna
Germinación2727
Formación de planta2119
Desarrollo del fruto1916


Las temperaturas que durante el día oscilen entre 20 ºC y 30ºC apenas tienen incidencia sobre la producción, aunque a mayor temperatura durante el día, hasta 25 ºC, mayor es la producción precoz. Por encima de los 30 ºC se observan desequilibrios en las plantas que afectan directamente a los procesos de fotosíntesis y respiración y temperaturas nocturnas iguales o inferiores a 17 ºC ocasionan malformaciones en hojas y frutos. El umbral mínimo crítico nocturno es de 12 ºC y a 1 ºC se produce la helada de la planta. El empleo de dobles cubiertas en invernaderos tipo parral supone un sistema útil para aumentar la temperatura y la producción del pepino.

Según Bojacá & Monsalve 2012, las condiciones óptimas de temperatura para el desarrollo del pepino se encuentran en un ámbito de 18 a 28 °C; por otra parte, la FAO indica que el pepino se desarrolla de manera óptima entre 18 a 25 °C y una humedad relativa entre 70 y 90% (FAO 2002).

El pepino se adapta a climas cálidos y templados, y se cultiva desde las zonas costeras hasta los 1200 m sobre el nivel del mar (Cruz-Coronado & Mongue-Pérez 2019)

Humedad: es una planta con elevados requerimientos de humedad, debido a su gran superficie foliar, siendo la humedad relativa óptima durante el día del 60-70% y durante la noche del 70-90%. Sin embargo, los excesos de humedad durante el día pueden reducir la producción, al disminuir la transpiración y en consecuencia la fotosíntesis, aunque esta situación no es frecuente (Serrano 1979).

Para humedades superiores al 90% y con atmósfera saturada de vapor de agua, las condensaciones sobre el cultivo o el goteo procedente de la cubierta, pueden originar enfermedades fúngicas. Además, un cultivo mojado por la mañana empieza a trabajar más tarde, ya que la primera energía disponible deberá cederla a las hojas para poder evaporar el agua de su superficie.

Luminosidad: esta especie soporta altos niveles de luminosidad, de hecho, el INIFAP (1999) sugiere que, con persistencia anormal de días poco luminosos (por ejemplo, nublados) se corre el riesgo en la aparición de ciertas enfermedades.

Suelo: el pepino puede cultivarse en cualquier tipo de suelo de estructura suelta, bien drenado y con suficiente materia orgánica. Es una planta medianamente tolerante a la salinidad (algo menos que el melón), de forma que si la concentración de sales en el suelo es demasiado elevada las plantas absorben con dificultad el agua de riego, el crecimiento es más lento, el tallo se debilita, las hojas son más pequeñas y de color oscuro y los frutos obtenidos serán torcidos. Si la concentración de sales es demasiado baja el resultado se invertirá, dando plantas más frondosas, que presentan mayor sensibilidad a diversas enfermedades.

El pH óptimo oscila entre 5,5 y 7.

Fertilización carbónica: la aportación de CO2 permite compensar el consumo de las plantas y garantiza el mantenimiento de una concentración superior a la media en la atmósfera del invernadero; así la fotosíntesis se estimula y se acelera el crecimiento de las plantas.

Para valorar las necesidades de CO2 de los cultivos en invernadero necesitamos realizar, en los diversos periodos del año, un balance de las pérdidas derivadas de la absorción por parte de las plantas, de las renovaciones de aire hechas en el invernadero y las aportaciones proporcionadas por el suelo a la atmósfera del mismo.

Del enriquecimiento en CO2 del invernadero depende la calidad, la productividad y la precocidad de los cultivos. Hay que tener presente que un exceso de CO2 produce daños debidos al cierre de los estomas, que cesan la fotosíntesis y pueden originar quemaduras.

Los aparatos más utilizados en la fertilización carbónica son los quemadores de gas propano y los de distribución de CO2.

En el cultivo del pepino las cantidades óptimas de CO2 son de 500-900 ppm.


Marcos de plantación

Para cultivos tempranos con intención de quitarlos pronto para realizar un cultivo de primavera, los marcos suelen ser más pequeños (1,5 m x 0,4 m ó 1,2 m x 0,5 m). La densidad de plantación en las condiciones del sureste español puede oscilar entre 11.000 y 13.000 plantas/hectárea. Si el cultivo es más tardío o se pretende alargar la producción cubriendo los meses de invierno, habrá que ampliar los marcos para reducir la densidad de plantación, con el fin de evitar la competencia por la luz y proporcionar aireación.


Tutorado

Es una práctica imprescindible para mantener la planta erguida, mejorando la aireación general de esta y favoreciendo el aprovechamiento de la radiación y la realización de las labores culturales (destallados, recolección, etc.). Todo ello repercutirá en la producción final, calidad del fruto y control de las enfermedades.

La sujeción suele realizarse con hilo de polipropileno (rafia) sujeto de una extremo a la zona basal de la planta (liado, anudado o sujeto mediante anillas) y de otro a un alambre situado a determinada altura por encima de la planta. Conforme la planta va creciendo se va liando o sujetando al hilo tutor mediante anillas, hasta que la planta alcance el alambre. A partir de ese momento se dirige la planta hasta otro alambre situado aproximadamente a 0,5 m, dejando colgar la guía y uno o varios brotes secundarios.

En el caso de dejar caer la planta tras pasar el alambre para coger los frutos de los tallos secundarios, se recomienda no despuntar el tallo principal hasta que éste alcance unos 40 cm del suelo, permitiendo únicamente el desarrollo de dos tallos secundarios, eliminando todos los demás. Normalmente se suele realizar en variedades muy vigorosas.


Poda

En pepino “tipo holandés” se realiza a los pocos días del trasplante debido al rápido crecimiento de la planta, con la eliminación de brotes secundarios y frutos hasta una altura de 60 cm.

Destallado

En pepino “tipo holandés” se suprimirán todos los brotes laterales para dejar la planta a un solo tallo. Para los restantes tipos de pepino la poda es muy similar, aunque no se eliminan los brotes laterales, sino que se despuntan por encima de la segunda hoja.

Deshojado

Se suprimirán las hojas viejas, amarillas o enfermas. Cuando la humedad es demasiado alta será necesario tratar con pasta fungicida tras los cortes.

Aclareo de frutos


Deben limpiarse de frutos las primeras 7-8 hojas (60-75 cm), de forma que la planta pueda desarrollar un sistema radicular fuerte antes de entrar en producción. Estos frutos bajos suelen ser de baja calidad, pues tocan el suelo, además de impedir el desarrollo normal de parte aérea y limita la producción de la parte superior de la planta.

Los frutos curvados, malformados y abortados deben ser eliminados cuanto antes, al igual que aquellos que aparecen agrupados en las axilas de las hojas de algunas variedades, dejando un solo fruto por axila, ya que esto facilita el llenado de los restantes, además de dar también mayor precocidad.


Bbibliografía

ADEOYE I, BALOGUN O. 2016. Profitability and efficiency of cucumber production among smallholder farmers in Oyo state, Nigeria. Journal Agricultural Science (Sri Lanka) 61:387-398.

BOJACÁ C & MONSALVE O. 2012. Manual de producción de pepino bajo invernadero. Bogotá, Colombia: Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.

CRUZ-CORONADO J, MONGUE-PÉREZ J. 2019. Producción de pepinillo (Cucumis sativus) en un ambiente protegido: evaluación de dos genotipos. UNED Research Journal 11: 410-417.

FAO. 2002. El cultivo protegido en clima mediterráneo: pepino. Recuperado de http://www.fao.org/docrep/005/s8630s/s8630s08.htm#bm08.2.4.5

INIFAP 1999. Requerimientos Agroecológicos de Cultivos. México. D. F.

PARIS H, JANICK J. 2008. What the Roman emperor Tiberius grew in his greenhouses. Cucurbitaceae 2008, Proceedings of the IXth EUCARPIA Meeting on Genetics and Breeding of Cucurbitaceae, France: ed Pitrat M.

ROYLE J. 1839. Illustrations of the Botany and other Branches of the Natural History of the Himalayan Mountains. London: Wm. H. Allen.

SERRANO C. 1979. Invernaderos, Instalación y Manejo. España: Publicaciones de Extensión Agrícola.

 


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